Se marcha la mujer como se van todas aquellas de su edad porque al cambio en su cuerpo los gañanes asechan, no desea repetir el destino de su madre, de su abuela, de sus hermanas, ella alberga la esperanza de ser como su tía la soltera que es prospera y muy buena.
El negro llora desconsolado porque se va su baluarte, se va su estandarte, su amiga, su confidente y su hermana, recuerda las tardes en que sus rizos crespos encrespaba con su dedo índice mientras los dedos de su otra mano chupaba , enroscaba sus rulos hasta que dormido quedaba.
Comía chocolates que los novios de sus hermana le daban era una época linda la época de la ruana.
Ella parte y todos entre lagrimas sollozas gritaban, en la gran villa la espera la fama, el dinero, el estudio en esta gran ciudad de oportunidades donde todos van en búsqueda de todo menos de la derrota pero mas adelante esto va llegando para la niña en su vida como un anuncio con letras rotas .
Bogotá se llama la ciudad que arrebato la niña de mis ojos y que por anos la ha albergado, mis lagrimas en los ojos solo las guardaba secas en aquella roja ruana.
Su pequeño hermano se que también le extrañaba ademas de su madre con lamentos y esperanza ante la lejanía aguardaba por su regreso lleno de victoria no era la primera hija que sin querer el destino la obligaba.
Pues ella no tenia el control de sus decisiones como en otra historia ya estaba contada.
El negro y el mono cual familia homogénea que es muy común en nuestra sociedad Colombiana eran los mejores amigos ahora pero una mujer les faltaba, así que invitaron a una imaginaria CHAMBÍ con quien a jugar horas pasaban, la cocinita, la hacienda las cogidas y hasta la tienda armaban; el mono con la ruana blanca y el negro su ruana roja dormidos se quedaban.
El negro con la ruana roja mil cosas guardaba , sus cotizas viejas, sus carros inventados y hasta las muñecas de plástico con las cuales homenajeaba a su hermana la crespa que vivía en una gran ciudad lejana.
Inventaba mil piruetas con su ruana roja mientras un ángel se acercaba , decía creerse la mujer maravilla con una peluca improvisaba , pues su ruana roja para todo eso le daba.
El mono y el negro su infancia disfrutaban, cada domingo mientras sus padres no estaban, Chambí les acompañaba era su tesoro era su consuelo hasta que un día en la venidera adolescencia al despertarse , Chambí se desvanece y de ella solo su recuerdo quedaba.
Por que mataron a Chambí si era tan buena muchacha , así rezaba una novela de la época solo que Betty era quien la protagonizaba.
Chambí se fue como la ruana roja y en mi mente solo queda aquel color y forma de sus lanas...
Es una buena ocasión para detenerse a recordar de que manera nuestra sociedad es el vivo recuerdo de aquello que podemos crear, siempre inventamos personajes o historias para poder superar nuestros duelos, a veces no estamos preparados para ver partir las personas, o historias que ya no van más en nuestras vidas, con ello no hablo de la muerte, hablo del duelo a lo que ya no somos que es algo normal.
Yo solo hoy quiero hablar de cuentas cosas estamos dispuestos a cambiar, de cuantos fantasmas no hemos sido capaces de dejar, nuestras malas costumbres arraigadas parecen un cáncer de nuestra sociedad, por años quizás parece que seguimos haciendo las cosas de la misma manera sin obtener resultados y el gran miedo que nos da es el miedo a cambiar.
Es el miedo institucional de la escuela , ese que nos han enseñado nuestros padres o nuestros maestros, es el miedo siempre a que van a pensar los demás, muchas veces tenemos miedo a que la realidad que hemos creado de nosotros sea una falsedad.
En mi vida en Colombia como acá he experimentado que los seres humanos tenemos miedo a cambiar, afanados siempre por nuestro exterior, hacia los demás ; es el que yo pienso como el miedo que más nos han inculcado en la sociedad pues ver la actitud de otros ante ciertas `` derrotas``que al final no son derrotas si no cambios para la vida renovar .
Eso nos angustia terriblemente entonces preferimos soportar, consagramos nuestros días a idolatrar la ruana roja o aun mas a inventar pequeñas Chambís para nuestra realidad evadir, son fantasmas que a lo largo del tiempo van a desaparecer o permanecer en nuestras memorias.
Uno de los grandes defectos de la sociedad occidental es hacernos creer en que tenemos que hacer todo perfecto sin derecho a equivocarnos como si fuéramos la propia encarnación de Dios inhumano.
Esta mañana después de haber leído esta página, miremos en nosotros mismos que males y fantasmas nos ha heredado nuestra sociedad para que así seamos capaces de romper con ellos así como la temprana adolescencia desapareció a Chambí , la ruana roja y la afanada pubertad.
(Wíner Ramírez Díaz)
Fotografía 1( La ruana roja de la crespa y el negro)
Fotografía 2 (La ruana Blanca del mono)