viernes, 1 de febrero de 2013

EL PAÑAL DE TELA





El dedo  gordo del pie izquierdo se esconde un tanto tímido, como tímida es la madre que dejo solo  al niño mientras  la  gran realeza  se dispone a pasar  a la mesa.
La  realeza del emporio come manjares, ordena a sus criados , pues es el campo,  es la edad media en aquella sociedad que aún vive subyugada a forasteros matándose en guerra y abriéndole las piernas a cualquier extranjero.
El Negrito da sus primeros pasos y  a su lado  tres guambitos más lo acompañan gritando - mama, mama, quiero teta, quiero pan.
Pero la madre!! que chinos si  joden - grita el papá, ya  viene Chilo,  ya viene Berta ya viene el comensal.
Vivían en una  tierra prestada, campo, gallinas, puercos y maizal, cuatro hijos a cuestas y uno a punto de llegar.
La mujer laboriosa abre  sus manos alista la mesa y pone el mantel,  reservado a los ricos y guardado en aquel  viejo anaquel.
El negro gatea por toda la sala y sus crespos  se mezclan con la  tierra mala, sus nalgas, su chimbo al aire y  las   cuatro palabras rezan  a gritos quiero teta, quiero teta... mama mama...
De repente el tablón en su pie se desliza y el negro gritando  de dolor agoniza, nadie lo mira, nadie le escucha entonces  el negro en el piso se arruncha.
Dónde esta  la cucha , dónde esta la cucha grita el más impetuoso mientras los otros se escuchan.
En uno, dos y tres gritos de aquel gordo  glotón,  la madre corriendo va a  para auxiliar el  cagón.
Recoge del piso al negro llorón.
-Ahí mama que será  lo que  quiere el negro, mama el negro esta rabioso , quiere pelear conmigo y el negro se destapa...
Su dedo gordo sangra, mientras la inquisidora doña Berta exclama entre  gritos y gemidos que en su casa y en su finca nadie hace lo que se le da la  gana.
Son Berta y  Chilo los dueños de aquella comarca, aquel negro sus padres  y hermanos no son sino esclavos  de la deuda Cármina.
Su madre con prisa atiende el llamado de la regia hacendada pues es ella y su familia una  esclava de la pobreza colombiana heredada.
A su hijo el negro amarra su dedo gordo con un pedazo de trapo diseñado en los  bordos.

Es el pañal de tela que quizás todos recuerdan, es el vestido de salir a mercar que quizás todos secaron en cuerdas, es ese el mismo que al negro pusieron aquella tarde incierta...

Una sociedad esclavizada de países primer mundistas aún sentimos que son sus  tierras prestadas, abrimos las  piernas a  cuanto personaje con acento extraño invade nuestras moradas.
Dejamos que  griten, que exclamen cuanta payasada, unos ojos claros, unos cabellos rubios, una tez pálida  y una visa en el extranjero son nuestra vida añorada.
Somos esclavos de la edad media, ellos se ríen de  nosotros,  en nuestras propias caras pues aún nos conquistan con espejos y  falsas ilusiones creadas.
Inversión segura, crecimiento económico, desarrollo seguro, promesas de  Chilo y Berta para comer manjares de nuestro patio: - lo juro. 
Despierta sociedad,  despierta , un machucón en el dedo gordo es lo que necesitas para hacer de  tu deuda heredada más de  lo que tus gobernantes falsos se acreditan.
Al igual que esta historia compleja pero no muy añeja salgamos de la edad media y el esclavismo a sanar el dedo gordo a vivir libres sin conformismos.


(Wíner Ramírez Díaz)
Fotografía 1 ( El pañal del negro)
Fotgrafía 2 ( Pañales en tela)

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